Derechos Humanos para todos

Derechos Humanos para todos

Noemí Labrune, histórica dirigente de los derechos humanos de la Patagonia, traza paralelos entre el genocidio indígena y la dictadura militar, resalta la necesidad de marchar no sólo los 24 de marzo, acompaña la lucha del Pueblo Mapuche y llama a conmoverse también cuando asesinan a los jóvenes de las barriadas pobres.

derechos humanos para todos - en bajaReferente de los derechos humanos en la Patagonia, activa luchadora contra la violencia institucional y miembro fundadora de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Neuquén (APDH), Noemí Labrune, es hiper activa a sus 83 años. Se levanta a las 6, desayuna y ya no vuelve hasta la noche: reuniones, talleres, marchas, siempre en apoyo a los más desprotegidos. Labrune fue de las primeras referentes en vincular la lucha del Pueblo Mapuche y los derechos humanos. Con la excusa del Día de los Derechos Humanos, y a 30 años de la recuperación de la democracia, Labrune cuestiona la “mentalidad neoliberal”, traza paralelos entre la última dictadura cívico militar y el genocidio indígena, y afirma: “Es necesario salir los 24 de marzo, pero también cuando matan a un pibe de un barrio pobre”.

-¿Cómo vive el 10 de diciembre?

-El 10 de diciembre conmemoramos un nuevo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, esa Declaración en la que los pueblos originarios están ausentes, invisibles, nadie los nombraba. Sobre la Declaración, es una declaración de deseos, porque aún falta por hacer cumplir muchos de ellos. Nosotros en particular de la APDH lo conmemoramos, más no lo celebramos porque es evidente que muchos de ellos no están vigentes, ni aquí ni en el mundo. Si bien han significado un avance importante, es teórico, es un inventario de lo que está y de lo que falta.

-¿Con respecto a los derechos humanos y los pueblos originarios?

-La inclusión de sus derechos fue a partir de la propia lucha de los pueblos originarios, sobre todo de Latinoamérica, que fue avanzando en esa filosofía, en esa práctica, y empezaron las convenciones sobre los derechos humanos. Acá en Neuquén fue un desarrollo, un proceso, estuvo desde muchos años sin que fuera visible. Estaba en el seno de las comunidades, que se estaban gestando referentes entre logkos, lof, los jóvenes; estaban tomando conciencia de que debían irrumpir, no se si de manera violenta, pero enérgica, en el imaginario, en las conciencias de hombres y mujeres de Neuquén, que no los tenían en cuenta.

-¿Cómo recuerda ese proceso en el Pueblo Mapuche de Neuquén?

-No formo parte del Pueblo Mapuche y no podía darme cuenta de que esas cosas estaban sucediendo. Veíamos que se movían los jóvenes, las comunidades salían a encuentros fuera de la provincia, circulaban algunos documento que eran objeto de debate. Cuando nos dimos cuenta que ese fuego, que era una brasa sin llama, estaba tomando fuerza, fue en los preparativos de la conmemoración de los 500 años, en el 92. Se formaron en América latina dos corrientes, una trabajaba por hacer visible la América india, negra y obrera, y otra más enfocada en los pueblos indígenas. Ambas corrientes, si bien distintas, confluyeron, y fue como una convocatoria a aquellos que no habían perdido sus conciencias identitarias ni sus conciencias políticas en cuanto al papel que debía cumplir el Pueblo Mapuche, pero que estaban dispersos. Quizás fue el año anterior, 91, los mapuche del interior, más los lof urbanos, decidieron marchar. Ahí compartimos marchas, actividades. Ya tenían la bandera. Querían mostrar su fuerza y de alguna manera su singularidad. Había mucha gente de la militancia, de los derechos humanos de Neuquén, rindiendo homenaje al Pueblo Mapuche que por primera vez salía a la calle. La APDH contribuyó a la organización interna de las comunidades. Después surge la Confederación Mapuche de Neuquén.

-¿Cómo relaciona el 10 de diciembre, los derechos humanos y los pueblos indígenas?

-Es el día de los derechos humanos, de los hombres, de las mujeres, de los pueblos, de los derechos económicos, sociales, culturales, y en esto el Pueblo Mapuche cobra importancia porque ha sido y es ejemplo de lucha. Recuerdo que en algún momento tenía ganas de bajar los brazos, porque nosotros representábamos una sociedad que salía de un genocidio, nos decíamos que no eramos víctimas, sino luchadores, militantes. Y enfrente estaba el Pueblo Mapuche, que venía de un genocidio más antiguo, y luchaban, y no se reconocían como víctimas sino como luchadores. Un pueblo que reclama de pie sus derechos. Esa es la similitud con nuestra lucha, es el punto donde nos hemos encontrado. Hoy el Pueblo Mapuche está plantado con una postura firme. La amistad viene de la lucha y se alimenta en esa lucha.

-En la reforma constitucional de 1994 se reconocieron los derechos de los pueblos indígenas. Fue un piso. ¿Se avanzó en la aplicación de los derechos humanos de los pueblos originarios?

-Esa fue una gran victoria. Tuvo una gran repercusión en Neuquén. Fue un punto teórico, de ayuda, para pelear y aplicar los derechos humanos. Yo acá veo avances, pero porque es el avance del Pueblo Mapuche, no de la sociedad, ni del Estado.

-¿Suscribe al dicho de que “Neuquén es la capital de los derechos humanos”?

-Eso es pura propaganda, en todos lados se llevan adelante luchas importantes. Cuando la gente vio que salimos a la calle a reclamar en dictadura se pensó que acá iba a ser un paraíso de la militancia. En realidad, ni todo el mundo lucha, ni todo el mundo apoya. Es cierto que acá se juzgan militares, pero en Córdoba y otros lugares también. Y es verdad que todo el mundo sale el 24 de marzo, pero cuando se tortura, se mata y se reprime en las cárceles, cuando hay casos de gatillo fácil, no sale casi nadie, uno se pregunta dónde está esa gente.

-¿Hay una valoración diferente de derechos?

-Cada lucha es importante, cada lucha es un avance, y acá como en otros lados cuesta que la gente sea coherente. Y eso tiene que ver con entender o no, cual es la filosofía de los derechos humanos. Todos los hombres nacen iguales, en dignidad y derechos. Un delincuente tiene tanto derecho a la justicia, y a proteger su vida, como yo. Todos somos iguales, pero pareciera que unos son más iguales que otros. Dijo (el obispo) Jaime de Nevares: “Cuando lo considero que es como yo, tiene los mismos derechos que yo”. Y eso es básico. Aunque esto no se ha conseguido, no se ha conseguido esa conciencia social. Es un trabajo lento, pero lo hacemos, y en un futuro consideramos que será tarea de los jóvenes.

-En 1992, cuando usted marca esa unión de luchas entre organismos y el Pueblo Mapuche, ¿se imaginaba lo que sucede hoy, con juicio a los militares y los pueblos indígenas luchando contra multinacionales?

-No lo imaginaba. Se ha avanzado y mucho, pero no estemos contentos, falta mucho, una golondrina no hace verano. Es necesario salir los 24 de marzo, pero también es necesario salir cuando matan un pibe del oeste de Neuquén (zona de los barrios más empobrecidos). Es necesario dejar la mentalidad neoliberal, que no había en los 70, cuando menos nos parezcamos al ideal de la sociedad de consumo, en este sistema capitalista, vamos a estar realizando el ideal de los pueblos indígenas y de los organismos de derechos humanos.

* Por Darío Aranda. Publicado el 9 de diciembre de 2013 en el Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas (Odhpi).

Voto calificado

Voto calificado

En vísperas de las elecciones en Argentina, repaso de la tensión entre las democracias representativas y la lucha por la democracia directa para decidir sobre el propio territorio. Desde el ejemplo del plebiscito en Esquel (Chubut), hasta el pedido por la consulta popular en Malvinas Argentinas (Córdoba). «Las clases medias urbanas son cómplices, por acción u omisión, del extractivismo que sufre la Argentina profunda».

voto calificado - en bajaEl derecho, y el deber, de votar. Así lo tatuaron en la conciencia. Primero fueron las Ciencias Sociales (en la escuela primaria). Luego Educación Cívica (secundaria). Y Sociedad y Estado (facultad).

—–

Misiones votó en 1996 ante la propuesta (de Nación y Provincia) de construir la represa de Corpus. Se inundarían miles de hectáreas y afectaría a miles de personas. En abril de 1996, el 88 por ciento de la población de Misiones rechazó la hidroeléctrica.

El 23 de marzo de 2003, la población de Esquel rechazó la instalación de un proyecto minero de la Canadiense Meridian Gold. Ocho de cada diez personas dijo “no” a la cuestionada actividad.

El 3 de junio de 2012, el pueblo neuquino de Loncopué fue a la urnas por un proyecto minero de una empresa china. El Movimiento Popular Neuquino (MPN), que gobierna la provincia desde hace medio siglo, puso todo su aparato para que la población acepte la actividad extractiva. El 82 por ciento rechazó que le impongan la megaminería.

—–

En Calingasta (San Juan) se convocó a elecciones en tres oportunidades (2005, 2006 y 2007). Y las tres veces fue suspendida por la acción coordinada de un juez del Poder Judicial y del gobernador José Luis Gioja. Dos personas decidieron por sobre 8.500 habitantes.

Andalgalá, localidad catamarqueña donde hace veinte años se instaló Minera Alumbrera (extrae oro y cobre), estaba a punto de votar el 25 de mayo de 2010. La población iba a decidir el futuro del proyecto minero Agua Rica (tres veces más grande que Alumbrera y a sólo 17 kilómetros de la ciudad). Fue suspendido por el Poder Judicial a solicitud del gobernador Eduardo Brizuela del Moral. Dos personas decidieron por 18.000 personas.

En Misiones, por ley provincial, el Gobernador debe llamar a elecciones por nuevos emprendimientos hidroeléctricos. En septiembre pasado, cientos de misioneros caminaron durante una semana por rutas provinciales (140 kilómetros) y llegaron hasta Posadas con un solo reclamo: que el gobernador Maurice Closs cumpla la ley y llame a votación para decidir el futuro de la hidroeléctrica Garabi. Estudios oficiales afirman que se inundarán 40.000 hectáreas y desalojará a 13.000 personas. El gobernador aún no cumplió la ley no llamó a elecciones. Una persona decide por un millón de habitantes.

—–

En Malvinas Argentinas (Córdoba), la multinacional Monsanto planea instalar su mayor planta de maíz transgénico de América Latina. Cuenta con el apoyo de los tres niveles de gobierno. La Presidenta (Frente para la Victoria), el gobernador José Manuel de la Sota (PJ, enfrentado con el Ejecutivo Nacional) y el intendente Daniel Arzani (Unión Cívica Radical). Instalará al menos 240 grandes silos y usará agroquímicos en cercanías de casas, escuelas y centros de salud.

La asamblea de vecinos Malvinas Lucha Por la Vida exige poder votar. El 27 de noviembre de 2012, el Concejo Deliberante debía tratar un proyecto de ordenanza presentado por los vecinos para llamar a plebiscito. Los concejales (siete) no dieron tratamiento y una patota (con vía libre de la policía) atacó a los asambleístas.

El 19 se septiembre comenzó un bloqueo al predio de Monsanto. Exigen poder votar. El 30 de septiembre, la policía reprimió el acampe. El bloqueo se mantuvo.

El fin de semana pasado se conoció una encuesta de opinión (consultora Sicchar) realizada en Córdoba. El 63,2 por ciento de los consultados se mostró en desacuerdo con la instalación de Monsanto. Y el 66,8 por ciento se mostró de acuerdo con los vecinos que protestan contra la multinacional.

Intendente y Gobernador rechazan el llamado a votación.

—–

En Neuquén se ubica la formación llamada “VacaMuerta”, señalada por empresas y gobiernos como una de las mayores reservas mundiales de hidrocarburos no convencionales (requiere la cuestionada técnica de “fractura hidráulica”). El gobierno nacional firmó un acuerdo con la estadounidense Chevron. Pero necesitaba la aprobación de la Legislatura de Neuquén.

Distintas asambleas socioambientales, organizaciones sociales, sindicatos y partidos de izquierda propusieron un plebiscito para que el pueblo neuquino decida si aceptaba la llegada de Chevron y la explotación de Vaca Muerta.

En julio pasado, la consultora Aresco había realizado una encuesta en Neuquén. El 52 por ciento se mostró “poco-nada de acuerdo” con la asociación YPF-Chevron, el 46 por ciento estuvo “poco-nada de acuerdo” con la utilización de la técnica de fractura hidráulica (“fracking”) y el 57 por ciento afirmó que el acuerdo YPF-Chevron era “poco-nada transparente”.

El gobierno provincial rechazó cualquier posibilidad de plebiscito.

El 28 de agosto se votaba en la Legislatura de Neuquén el pacto Provincia-YPF-Chevron.
Hubo una masiva movilización. Y una respuesta gubernamental: gases lacrimógenos y balas de goma. La represión duró cinco horas.

Ese mismo día, 25 legisladores neuquinos decidieron por toda una provincia (550.000 habitantes).

—–

Las clases medias urbanas son cómplices, por acción u omisión, del extractivismo que sufre la Argentina profunda. Las clases medias urbanas miran para otro lado. Les preocupa tener combustible para el auto y electricidad para el aire acondicionado. Y minimizan si el costo lo pagan comunidades indígenas y familias campesinas con represiones y destierro. Dan vuelta la cara si miles de personas (parajes y pueblos enteros) deben ser desplazados por el extractivismo. Se horrorizan si se cortan árboles en la 9 de Julio, pero no les importa si en el Norte del país se arrasan un promedio de 32 canchas de fútbol por hora. Se ponen histéricos y corren si un container del puerto de Buenos Aires hace llover agroquímico por unas horas, pero no le importa que millones sean fumigados a diario porque “la soja trae dólares y los necesitamos”.

La clase media urbana infla el pecho de orgullo por votar cada dos años, pero maldice cuando le corta la calle un qom que lucha por la tierra, un desocupado o un trabajador que exige derechos.

—–

En Argentina se vota cada dos años. Desde 1983 a la fecha se realizaron siete elecciones presidenciales y, con la del próximo domingo, otras siete legislativas.

Los partidos que acumularán mayor cantidad de votos (y que aspiran a la presidencia en 2015) hicieron campaña con temas que (quizá) reflejan a la sociedad: inseguridad, dólar, inflación y (mantener el) consumo. Y los ya clásicos (y siempre incumplidos) trabajo, salud y educación.
El modelo extractivo afecta a millones de personas, pero no se debate y no se plebiscita.

Curiosas piruetas del establishment político. Elegido mediante el voto ciudadano, prohíbe a los mismos electores que voten contra las corporaciones, evitan que el pueblo decida su futuro.

Esquel y Loncopué son experiencias recientes. Funcionarios y corporaciones temen los malos ejemplos y el efecto contagio. Por eso evitaron Calingasta y Andalgalá. Por eso no permiten sufragar por represas en Misiones, por Monsanto en Córdoba y por Chevron (y el fracking) en Neuquén.

Tiempos de votos calificados y democracias selectivas.

Derechos de sólo un domingo cada dos años.

*Por Darío Aranda. Publicado el 25 de octubre de 2013 en comambiental.com.ar