Los mapuche y lo que se lleva puesto el modelo

Los mapuche y lo que se lleva puesto el modelo

El proceso organizativo del Pueblo Mapuche, la situación de los pueblos originarios en Argentina, la lucha por los territorios, los indígenas oficialistas y el kirchnerismo. “Nos entristece la definición acotada de derechos humanos que tiene este Gobierno”.

Choike-Pvrafilu-600x349Cumbre indígena en Formosa. Junio de 2013. El hombre pide la palabra en la asamblea y fija posición. “No somos ni opositores ni oficialistas. Somos pueblos originarios y exigimos que se respeten nuestros derechos”.

Wiñoy Xipantv (“vuelta del año”) en la Patagonia. Una de las celebraciones más importantes del Pueblo Mapuche. El mismo referente. “Como en época de Roca, vienen por nuestro territorio. Ahora vienen con mineras y petroleras”.

Tercer encuentro. En Buenos Aires. Grabador encendido. “Es una hipocresía hablar de derechos humanos, no reconocer el genocidio indígena sobre el que se construyó la Argentina y encima negar el derecho a los territorios”.

Los tres momentos corresponden a Coike Pvrafilu (nombre mapuche, o Ignacio Prafil según el DNI), 45 años, werken (vocero) y secretario ejecutivo de la Coordinadora del Parlamento Mapuche en Río Negro e integrante de Consejo Plurinacional Indígena.

El proceso organizativo del Pueblo Mapuche, la situación de los pueblos originarios en Argentina, la lucha por los territorios, los indígenas oficialistas, el kirchnerismo y los derechos humanos.

Comunidad

Nació en la comunidad mapuche Fvta Anekon. Se presenta con su nombre mapuche, Coike Pvrafilu. Choike es el ñandú, animal característico de esa región mapuche, que siempre vive en comunidad y presente en el arte, cultura, ceremonias. Pvrafilu refiere al origen del Pueblo Mapuche.

A los 7 años fue junto a sus nueve hermanos a Ingeniero Jacobacci. “Los mayores estaban enfermos y en el pueblo estaban los médicos. Ahí comencé la escuela, conocí el idioma español”, recuerda.

-¿Qué es ser mapuche?

-Ser mapuche es ser gente de esta tierra, de este territorio. El Pueblo Mapuche es uno, tanto en Gulumapu (Chile) como en Puelmapu (Argentina), con diferentes identidades territoriales, pero un solo pueblo. Nuestra vida es colectiva y está ligado al territorio, los ríos, montañas, animales.

-¿Cómo es la historia de su comunidad?

-La comunidad Fvta Anekon siempre vivió en el territorio, en cercanías de Jacobacci para ubicarlo. En 1903, por decreto presidencial, se le reconoció a la comunidad la posesión de 100 mil hectáreas. En la actualidad sólo posee 12.555 hectáreas.

-¿Qué pasó con las 87 mil hectáreas restantes?

-Fueron robadas por los terratenientes.

-¿Cómo?

-No podemos dejar de mencionar el primer robo, cuando nuestro pueblo fue avasallado por dos campañas militares muy grandes. Del “Desierto” se llamó en Puelmapu y “Pacificación de la Araucanía” en Gulumapu. La idea de los Estados era desaparecer al pueblo mapuche. No pudieron. Desde aquella época que los Estados, y ahora con multinacionales, invaden nuestro territorio.

En la comunidad el achicamiento arrancó en 1937 con Gendarmería, jueces, policías. Los mayores estuvieron peleando para que no les pongan alambrados. Hasta el 69, cuando asesinan a uno de mis tíos de 50 puñaladas. En esos días de velorio y autopsias, aprovecharon y metieron alambre, nos cerraron el territorio. Luego pasó algo similar con la dictadura.

-¿Cómo influyó la pérdida del territorio?

-En algún momento perdimos algunas de nuestras prácticas, pero siempre mantuvimos viva nuestra cultura y la enseñamos a los más chicos. Sí es cierto que frente al despojo y al no cumplimiento de derechos mucha de nuestras familias tuvo que emigrar. A Fiske Menuco, Bariloche, Esquel, Ñorquinco, Buenos Aires. A pesar de eso seguimos en el territorio.

Cómo se reorganiza un pueblo

-¿Cómo se dio el proceso reorganizativo del Pueblo Mapuche?

-Un punto de reencuentro se dio en 1976, en Neuquén, cuando se crearon las primeras organizaciones. Había coincidencia en reunir al Pueblo Mapuche, era necesario organizarse y enfrentar el avasallamiento del Estado. Estuvieron comunidades de Río Negro, Neuquén y Chubut. Luego hubo otra reunión en 1982, en Bariloche. El retorno de la democracia también ayudó. En el ’84 se dio la conocida “gran nevada”, nos quedamos sin animales, y ahí la Iglesia Católica, el obispo Miguel Hesayne promovió la campaña “una oveja para mi hermano”. Se conformaron “centro mapuches” en varias ciudades y surgieron nuevas comunidades. También influyó a nivel nacional la discusión y sanción de la Ley 23.302 (sobre política indígena).

-¿Y también la Ley de Río Negro?

-En la provincia se dio la discusión y movilización por la Ley Integral 2287, que reconoce derechos indígenas y era de avanzada. Ya se había formado el CAI (Consejo Asesor Indígena), muy fuerte y que reunía a parajes, cooperativas, campesinos y comunidades. El lugar donde hacíamos todo era la Iglesia.

-¿Influyó la conmemoración del V Centenario?

-Fue muy importante. Se dio toda una movilización continental en el 92 y también en el 93 por el Año Internacional de los Pueblos Indígenas. En el 92 nos juntamos los mapuches de cinco provincias (Río Negro, Neuquén, Chubut, La Pampa y Buenos Aires) y de Gulupamu (Chile). Conformamos la bandera mapuche, retomamos conceptos y prácticas, nos fortalecimos como Pueblo Nación Mapuche.

-¿En esos años nace la Coordinadora Mapuche de Río Negro?

-En esa misma época comenzaba a tomar forma el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas), comenzamos a reunirnos por regiones y veíamos que éramos todos conocidos. Nos propusimos dejarnos de mezquindades, debíamos trabajar en algo común para todos. En el 97 nos juntamos entre comunidades y el CAI a delinear una política de Pueblo Nación Mapuche en Río Negro. Ahí nace la Coordinadora del Parlamento del Pueblo Mapuche en Río Negro, es una coordinación en la acción. Ese proceso se sostiene hasta hoy día.

-¿Cómo funciona la Coordinadora?

-En asamblea. Cada comunidad participa con sus autoridades, plantea cuestiones, se debate, se decida. Y se eligen a las autoridades.

-¿Cuántas comunidades hay en Río Negro?

-Los gobiernos decían que había trece comunidades. Mediante el proceso organizativo van tomando forma las comunidades. Hoy existen 102 comunidades y si contamos las que aún no tienen personería o están organizándose son 138.

-¿Cuántas comunidades de las 102 participan en el Parlamento?

-Unas 60 comunidades.

-¿El resto?

-Otras están influidas por la política del Estado. Todos sabemos que el Estado tiene influencia con distintos mecanismo de captarte, llevarte para donde quieren y las forma de cómo decir las cosas.

-¿Son comunidades “oficialistas”?

-No sé si oficialistas, pero si más acorde a lo que los Estados hacen y dicen, tanto Provincia como Nación.

-¿Cuál es la mayor diferencia con ustedes?

-Nosotros nos plantamos como pueblo, no como comunidades ni como individuos.

-¿Cuál es el planteo principal como Pueblo?

-Pasa por la defensa del territorio y el rechazo al extractivismo. No permitimos ni petroleras ni mineras. El Gobierno insiste en que se explote pero viola todos nuestros derechos.

-¿Cómo definiría la situación del Pueblo Mapuche en Río Negro?

-El Pueblo Mapuche sigue estando en pie. Y hoy sigue con esperanza de abrir nuevos canales, con otros pueblos y también con no indígenas, docentes, médicos, periodistas, ONG. Lo negativo es que los gobiernos no tienen en cuenta lo que decimos ni nuestros derechos. Tanto de la Provincia, algunos municipios y de organismos del gobierno nacional, como Parques Nacionales y la Secretaría de Agricultura Familiar, que saben de la necesidad de la gente y juegan con esa situación, te bajan con subsidios y te desarman procesos organizativos.

Nación

-A nivel nacional participan del Consejo Plurinacional Indígena.

-Es un espacio de articulación, de encuentro. Con sus limitaciones porque no tenemos la estructura que quisiéramos, no podemos vernos muy seguido con hermanos de otras provincias que quedan lejos, pero vamos articulando.

-¿Cuál es la evaluación actual a nivel país?

-Muy áspera. Este gobierno y este modelo que se dice progresista va a meter todo lo que le queda para avanzar en los territorios, ya sea con petroleras, mineras o sojeras. Y al mismo tiempo bajan recursos a los territorios para debilitar a las organizaciones indígenas. Pasa en Formosa, Misiones, Salta, Río Negro y en todas las provincias. Bajan recursos a quienes les dicen todo que sí. Si hacés una crítica, te marcan y te tildan de enemigo.

-¿Qué papel juega el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas)?

-Para el INAI nosotros somos un “asunto”, no somos personas con derechos, somos un “asunto” social más. Y en los territorios lo llenan de técnicos elegidos por ellos, que son de La Cámpora, el Movimiento Evita, Miles (Luis D’Elía) y Kolina (Alicia Kirchner). En todo el país pasa lo mismo.

-¿Cómo está el relevamiento territorial que obliga la Ley 26.160 en la Provincia?

-Falta el 50 por ciento de las comunidades. Hay que remarcar que el relevamiento no te soluciona nada. En mi comunidad por ejemplo la 26160 reconoce las 12.555 hectáreas, pero nosotros exigimos las 100 mil originales reconocidas por el decreto de 1903. Entonces tendremos que litigar contra el Estado.

-¿Qué opina de las organizaciones indígenas que hoy están alineadas con el Gobierno?

-No puede haber organizaciones indígenas que no luchen por el territorio. Y, si las hay, están prendidas en algo raro. Siempre ha habido gente buena y también gente que nos ha vendido al Estado. Sabemos que hay hermanos que privilegian a una bandera política por sobre su propio pueblo. Es lamentable pero es así.

-¿Piensa en alguien en particular?

-Todos los conocemos, muchos están en el Enotpo (Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios). Es lamentable que algunos hermanos ataquen a un luchador como Félix Díaz y que esos mismos no denuncien a los gobiernos que privilegian a Chevron. Los que hacen eso han traicionado a su pueblo.

-A ustedes los han criticado como opositores al Gobierno y que le “hacen el juego a la derecha”.

-Jamás hemos estado en contra de los gobiernos, pero tampoco somos oficialistas ni obsecuentes. No le debemos favores ni a presidentes, ni gobernadores ni legisladores. Tenemos políticas propias. La lucha de los pueblos originarios tiene como principio básico luchar por el territorio y cuidarlo. Sin territorio no somos.

-¿En qué tema están haciendo hincapié como Consejo Plurinacional?

-En el tema de la consulta (a las comunidades por las cuestiones que pudieran afectarlas, vigente en legislación nacional e internacional) y consentimiento libre, previo e informado. Hay una propuesta a la Comisión de Población del Congreso Nacional. Queremos que se hagan debates en territorios, escuchar a todos los pueblos y concluir en Buenos Aires, pero es un proceso, no puede hacerse en pocos meses.

-¿Qué sería el “consentimiento”?

-El Estado debe tener el consentimiento de los pueblos indígenas en toda política que nos afecten, en trabajo, salud, educación y, claro, en los territorios.

-¿Cómo un gobierno que impulsa minería y el petróleo puede aprobar algo que pueda ser un freno?

-Sabemos que es muy difícil con los gobiernos de turno. A los gobiernos les importa poco lo que pensamos los pueblos indígenas, pero creemos en la conciencia de la sociedad, en la alianza de actores. Mucha gente sabe que de la cuestión territorial depende la vida de las futuras generaciones, no sólo de los PPII. Quizá lleve 20 o 30 años, pero tenemos esperanza.

Derechos humanos

-Argentina es vista a nivel internacional como un paradigma de los derechos humanos por el juzgamiento del genocidio de la última dictadura cívico militar. ¿Cuál es su mirada?

-Reconocemos que este Gobierno ha avanzado respecto a enjuiciar a culpables del genocidio de la dictadura. Pero esa dictadura la hizo un Estado. Y ese Estado primero nos masacró a nosotros, con desaparecidos, asesinatos, e hijos y nietos que han sido desaparecido y nunca recuperamos. Intentó eliminarnos y nunca hubo justicia. Nos entristece la definición acotada de derechos humanos que tiene este Gobierno. No pueden ser tan hipócrita de no reconocer que la primera violación de derechos humanos de Argentina fue con los pueblos originarios, desde la misma creación del Estado.

-En la marcha de 2010, del Bicentenario, tuvieron una reunión con la Presidenta y plantearon esa situación.

-Teníamos esperanza en el Bicentenario de que iba a ser un reconocimiento de ese genocidio y habría una reparación histórica.

-¿Por dónde pasa la reparación?

-No queremos indemnización, no queremos dinero. Queremos nuestros territorios.

-¿Cuál fue la respuesta de aquella reunión?

-La Presidenta nos dijo que si venían las petroleras iban a tener prioridad. Y que no nos opongamos. Ahí se terminaron los derechos humanos.

-¿Cuál es el balance desde 2003 referidos a pueblos indígenas?

-Para la mayoría de los hermanos estos diez años han sido terrible. Este modelo nacional y popular se llevó la vida de muchos hermanos. Te doy sólo dos ejemplos, bien claros, Javier Chocobar en Tucumán y Cristina Linkopan en Neuquén. Y no hubo justicia para ellos. ¿Sabés por qué? Porque para este Gobierno primero están sus gobernadores feudales y las multinacionales como Chevron. Ni el más oficialista te puede negar esa realidad.

* Por Darío Aranda. Publicado el 9 de diciembre de 2014 en lavaca.org

Acampe en defensa del agua

Acampe en defensa del agua

andalgala en bsas“Andalgalá de pie. En defensa del agua” es el cartel en letras grandes escrito en una carpa blanca, frente a los tribunales porteños. Observan con sorpresa hombres trajeados y mujeres con vestimenta típica de oficina. Chela Ignes, nacida y criada en Catamarca, se acerca y les da un folleto que explica por qué acampan en Plaza Lavalle: “La minería quiere desaparecer un pueblo de 20 mil personas. Le pedimos a la Corte Suprema que dé tratamiento al amparo ambiental que espera sentencia desde hace dos años”. Asambleístas catamarqueños estuvieron trece días acampando, vincularon la megaminería con la violación de derechos, reclamaron derogar las leyes del menemismo y prometieron volver si el Poder Judicial no da respuesta.

Andalgalá es la ciudad catamarqueña pionera de megaminería en Argentina. Desde hace 18 años extrae oro y cobre (entre otros minerales) Minera Alumbrera, un consorcio suizo-canadiense (Glencore Xstrata, Goldcorp y Yamana Gold) denunciado por contaminación y defraudación al fisco. Y desde hace una década el gobierno provincial impulsa un nuevo yacimiento, llamado Agua Rica (Yamana Gold), tres veces más grande que Alumbrera y se ubica más cerca del pueblo (a sólo 17 kilómetros), donde nacen los ríos que proveen de agua a la población.

En 2009 las asambleas socioambientales y ciudadanos de a pie bloquearon el paso a los camiones de Agua Rica. Sobrevino una feroz represión, con una decena de heridos y detenidos. La respuesta fue una masiva movilización en la plaza principal de Andalgalá y nació la Asamblea el Algarrobo. Todos los sábados marchan en el centro del pueblo (ya realizaron más de 260 caminatas) y realizan campañas informativas y acciones directas. En enero de 2010 presentaron un amparo ambiental. Estuvo tres años frenado en el Poder Judicial de Catamarca y desde julio de 2013 en la Procuración General de la Nación, antesala de la Corte Suprema de Justicia.

“Venimos a manifestarnos porque el amparo ambiental es fundamental para la vida de Andalgalá. Y no puede ser que esté dormido desde hace tanto tiempo aquí. Los catamarqueños necesitamos una respuesta”, reclamó desde Plaza Lavalle Chela Ignes.

El amparo ambiental hace hincapié en el ambiente sano como un derecho fundamental y solicita la suspensión del proyecto minero Agua Rica. Se fundamenta en que el estudio de impacto ambiental de la empresa cuenta con treinta observaciones (calidad del agua, contaminación del agua y afectación de la población aledaña, entre otros) y, previo a la autorización de la provincia, no se contó con la audiencia pública que obliga la Ley General del Ambiente.

La acción de amparo fue presentada en 2010. Solicitaron entrevista en la Corte Suprema pero no fueron recibidos. Sí tuvieron un encuentro en la Procuración General de la Nación. “Nos recibió una secretaria de (Alejandra) Gils Carbó. Reconoció que no sabía de nuestro amparo y dijo que antes de fin de año habrá dictamen”, señaló Alejandro de las Cuevas, de la Asamblea El Algarrobo de Andalgalá.

Otro dos aspectos son la judicialización de la protesta. Aníbal Núñez, de San Fernando del Valle de Catamarca, precisó que hay un piso de 110 activistas judicializados por oponerse a la megaminería (50 de Andalgalá y 60 de Tinogasta). También denuncian el incumplimiento de la Ley de Glaciares. Sancionada en 2010, daba 180 días para relevar los cuerpos de hielo. Las montañas del oeste catamarqueño fueron incluidas recién en septiembre de 2013. “No hicieron un relevamiento completo. Dejaron muchas zonas grises con la clara intención de dejar abierta la posibilidad a las mineras”, acusó Alejandro de las Cuevas.

Durante el acampe en Buenos Aires recibieron la visita de la Comisión de Población del Congreso Nacional y del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Reiteraron que la puesta en marcha de Agua Rica sería la “desaparición de Andalgalá” y pidieron un debate de fondo sobre las leyes mineras sancionadas durante la década del noventa.

En septiembre pasado, el gobierno provincial autorizó la puesta en marcha de otro proyecto en los departamentos de Andalgalá y Belén, llamado Bajo el Durazno, también en manos de Minera Alumbrera. Extraerá oro y cobre.

El miércoles pasado levantaron el acampe de Plaza Lavalle. Esperarán el dictamen de la Procuración General de la Nación y el fallo de la Corte Suprema. En caso de que sea negativo, prometieron volver a la Ciudad de Buenos Aires, con una medida por tiempo indeterminado.

* Por Darío Aranda. Publicado el 6 de diciembre de 2014 en el diario Página12.

Día mundial contra la megaminería

Día mundial contra la megaminería

alumbrera_yacimiento_1440x900 “Por el agua y la vida, contra la megaminería”, fue una de las consignas en más de treinta ciudades de una decena de países en las que se movilizaron para denunciar la contaminación de la actividad extractiva y rechazar la presencia de las corporaciones mineras. Según datos del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (Ocmal) existen al menos 192 conflictos que involucran a 286 comunidades latinoamericanas. En Argentina, la Red de Asistencia Jurídica contra la Megaminería (Redaj) detalló la existencia de 14 yacimientos en explotación y construcción, y al menos 121 proyectos en exploración avanzada. Hubo actividades en la ciudad de Buenos Aires, Esquel, Trelew, Andalgalá y Mendoza, entre otros.

Cada 22 de julio se movilizan decenas de ciudades por el “Día mundial contra la minería”. Hubo actividades en Perú, México, Chile, España, Colombia, Brasil, Venezuela, Francia y Canadá, entre otros países. Uno de los epicentros fue Cajarmarca (Perú), donde la comunidad rechaza la instalación del proyecto de oro instalado en la nacientes de los ríos de la región.

En Chile hubo campaña de concientización en Vallenar y Alto del Carmen sobre el proyecto binacional de oro Pascua Lama, en manos de la empresa Barrick Gold, actualmente frenado por una causa judicial de pueblos indígenas. En Montevideo hubo una concentración en la Plaza Independencia y marcha hasta la empresa Zamin Ferrous, por el proyecto minero Aratirí. En Brasil se movilizó la Red Internacional de los Afectados por la minera Vale. También hubo marchas en España, Canadá y Francia, pero el grueso fue de América latina.

Según el Observatorio de Conflictos Mineros (Ocmal), existe en América latina un piso de 192 conflictos que afectan a 286 comunidades. Chile y Perú encabezan el listado con 33 conflictos cada uno. Le siguen México con 27 y Argentina con 26, Brasil (20), Colombia (12), Bolivia (8), Ecuador (7), Panamá y Guatemala (6), Nicaragua y República Dominicana (4). Los países con menos conflictos relevados son Uruguay, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Paraguay.

“En 2010 el Ocmal contabilizaba 120 conflictos. Hoy son 192. Se debe a la expansión del modelo extractivo-exportador”, señaló la investigadora Maristella Svampa, y afirmó que los “megaproyectos extractivos” reconfiguran territorios desde el punto de vista económico, social y “ponen en jaque el alcance mismo de la democracia, pues son proyectos que se imponen sin el consenso de las poblaciones y generan así fuertes divisiones en la sociedad y una espiral de criminalización y represión de las resistencias”.

En Andalgalá (Catamarca), hubo un recital de Raly Barrionuevo y un banderazo en la plaza principal, impulsado por la Asamblea El Algarrobo, que denuncia a la Minera Alumbrera y rechaza la instalación de un nuevo proyecto (Agua Rica). En Buenos Aires hubo una concentración frente al Congreso nacional.

En Mendoza se concentraron frente a la Legislatura y cantaron artistas populares. En Trelew realizaron el tradicional recorrido de marchas antimineras por el centro de la ciudad. En Esquel, que este año cumplió diez años del histórico “no a la mina”, la Asamblea de Vecinos Autoconvocados entregó en la municipalidad una baldosa conmemorativa de los diez años de lucha.

La Secretaría de Minería de la Nación señaló, en su informe “La minería en números”, que en 2003 había 40 proyectos mineros en estudio en Argentina. En 2009 ya eran 336 y en 2012 llegaron a 600: un incremento del 1500 por ciento en nueve años.

La Red Asistencia Jurídica (Redaj) contabilizó catorce proyectos en explotación y construcción y 121 proyectos en “exploración avanzado” (ya se conocen las reservas pero aún no se resuelve la explotación). Encabezan la lista Santa Cruz (36), Salta (17), Chubut (14), San Juan (11) y Jujuy (ocho). Le siguen Neuquén (siete), Mendoza, La Rioja y Río Negro (seis cada una) y Catamarca (cuatro).

En la última década, y siempre por impulso de organizaciones sociales y vecinales, siete provincias argentinas limitaron algún aspecto de la megaminería: Tucumán, Mendoza, La Pampa, Córdoba, San Luis, Tierra del Fuego y Chubut.

* Por Darío Aranda. Artículo publicado el 24 de julio de 2013 en el diario Página12 con el título «Contra la minería».

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Territorios campesinos e indígenas pretendidos por el extractivismo

Territorios campesinos e indígenas pretendidos por el extractivismo

la-maldicion-petroleraLa Subsecretaría de Agricultura de la Nación generó un relevamiento que señala que 9,3 millones de hectáreas de campesinos e indígenas son pretendidas por el sector privado o estatal. En la mitad de los casos los propietarios sufrieron violencia.

Por Darío Aranda

En Argentina existen al menos 9,3 millones de hectáreas de campesinos e indígenas que son pretendidas por el sector privado y estatal, según lo revela el primer informe oficial sobre conflictos rurales. La tierra en disputa equivale a 455 veces la superficie de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, son 857 casos y afecta a 63.843 familias. En la mitad de los casos, las familias campesinas e indígenas sufrieron violencia para que abandonen sus campos, el 64 por ciento de los conflictos comenzó en las últimas dos décadas y tiene relación con el modelo agropecuario. “Sin dudas que (el inicio de las disputas) debe leerse a la luz del cambio e innovación tecnológica y el impacto de la expansión de la frontera agrícola sobre los agricultores familiares”, afirma el estudio publicado por el Ministerio de Agricultura de la Nación.

“Relevamiento y sistematización de problemas de tierras de los agricultores familiares en Argentina” es el nombre formal del trabajo, de 96 carillas y realizado por la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación. Fechado en 2013, el trabajo remarca desde el inicio sus limitaciones: el conteo de casos fue realizado en sólo tres meses (de abril a junio de 2011) y aclara que es “una muestra amplia pero no representativa” de la conflictividad rural.

Pero recobra valor al ser el primer informe oficial. El NOA concentra la mayor cantidad de conflictos (28,2 por ciento). Le sigue la Patagonia (21,1), NEA (19,8), Centro (19,1) y Cuyo (11,7). Córdoba, Misiones, Santiago del Estero, Neuquén, Corrientes y Jujuy son las de mayores casos.

El 43,1 por ciento de los conflictos lleva entre uno y nueve años. El 20,9 por ciento entre diez y diecinueve años. La gran mayoría (77,6 por ciento) de los poseedores viven en el lugar desde hace más de 20 años y están amparados por el derecho veinteañal (quien vivió y cuidó la tierra por dos décadas, tiene derechos adquiridos). Aunque el Poder Judicial rara vez aplica ese derecho.

De los 857 casos relevados, 278 involucran a pueblos indígenas (32 por ciento). De ese total, sólo el 40 por ciento ya fue relevado en el marco de la Ley 26.160 (norma aprobada en 2006 que frena los desalojos judiciales y ordena un mapeo catastral).

El 49 por ciento de los casos se encuentra en tierras “privadas” (con algún particular o empresa) y el 34 por ciento en tierras fiscales (municipales, provinciales y nacionales). El 17 por ciento en tierras mixtas.

El trabajo estuvo a cargo de Karina Bidaseca. “Los números son claros y evidencian que el modelo de agronegocios avanza y atenta contra la vida campesina. Es imprescindible el acceso a la Justicia, el saneamiento de títulos y políticas estatales activas para que las familias puedan permanecer donde siempre vivieron”, explicó.

El 39 por ciento de los casos (331) se encuentra judicializado. “Los casos en los que se registran amenazas o presiones de desalojo superan ampliamente los casos judicializados”, afirma. Y detalla que en el 52,3 por ciento de los casos se registraron amenazas y presiones de desalojo. Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Misiones, Neuquén y Río Negro encabezan el ranking de amenazas.

El relevamiento oficial afirma que los conflictos territoriales se “intensificaron con el gran crecimiento que registra la megaminería, el desarrollo del turismo” y la “aparición de nuevos propietarios” con títulos dudosos.

José Luis Castillo, de la Asamblea Campesina Indígena del Norte Argentino (Acina), estuvo en la presentación del informe. “Celebramos que por primera vez el Estado, mediante la Subsecretaría, haga un estudio sobre lo que denunciamos desde hace veinte años en los territorios, así que damos la bienvenida a ese relevamiento”, explicó y dio un paso más: “Ahora necesitamos que el mismo Estado accione de manera concreta para apoyar a la agricultura familiar, que el Gobierno deje de dar luz verde a los agronegocios que nos pisan la cabeza a los campesinos”.

“Ya sabemos cuál es la enfermedad, el agronegocio, ahora necesitamos políticas públicas que nos permitan producir, quedarnos en el campo y, algo bien básico, que no nos desalojen ni nos repriman”, reclamó Castillo. El informe oficial analiza la estructura agraria y su relación con la tenencia de la tierra. En base al Censo Agropecuario 2002 (el último realizado de manera completa), comparando el censo 1988, muestra que desaparecieron 85.000 explotaciones agropecuarias (20 por ciento del total). Y apunta a uno de los problemas centrales de la argentina rural: el 60 por ciento de las explotaciones agropecuarias más pequeñas no llegaba al cinco por ciento de las hectáreas. En tanto el diez por ciento de las explotaciones agropecuarias más grandes concentraba el 78 por ciento de la tierra.

El capítulo tres aborda el marco legal de los conflictos. “La situación vinculada a los desalojos que padecen las comunidades y familias campesinas implica una clara violación a los derechos constitucionalmente garantizados y reconocidos por los Pactos Internacionales de Derechos Humanos.” Y afirma la necesidad de una política redistributiva, reparto de tierras privadas que no cumplen su función social.

Entre las conclusiones se destaca la necesidad de políticas públicas para acabar con la “exclusión social en el campo” y hace hincapié en la necesidad de “abordar el saneamiento de títulos”. También cuestiona al Poder Judicial por la situación de “indefensión” de los agricultores familiares. Y recuerda que los movimientos campesinos exigen una reforma agraria, la cual supone “transformar las relaciones de poder económico y político responsables por la reproducción de la concentración agraria”.

* Artículo publicado el 22 de julio de 2013 en el diario Página12 con el título «Los conflictos por las tierras ajenas».

«Sembrando lucha, cosechamos 600 hectáreas»

«Sembrando lucha, cosechamos 600 hectáreas»

La Legislatura provincial votó la expropiación de 600 hectáreas de la multinacional Alto Paraná, en Piray, 190 kilómetros al norte de Posadas. Las tierras fueron entregadas a la cooperativa Productores Independientes de Piray para su cultivo.

Por Darío Aranda

campesinos1“Sembrando lucha, cosechamos 600 hectáreas”, celebraron los campesinos misioneros de la organización Productores Independientes de Piray (PIP), que lograron una histórica expropiación de 600 hectáreas que estaban en manos de la multinacional Alto Paraná. Luego de nueve años de resistir desalojos y de vivir cercados por el monocultivo de árboles, la legislatura provincial aprobó la expropiación para que los campesinos la trabajen en forma cooperativa y puedan quedarse donde siempre vivieron. “Con lucha se puede. Tenemos una alegría revolucionaria”, explicó Miriam Samudio, de PIP.

Piray es un municipio al noroeste de Misiones, 190 kilómetros al norte de Posadas. En el kilómetro 18 de la antigua ruta nacional 12, de tierra, viven los campesinos de PIP. Las parcelas tienen entre diez y 20 metros de frente, una junto a otra, y sólo 70 metros de fondo, donde los pinos de Alto Paraná les marcaron el límite para producir, criar animales y vivir. Desde 2006, los campesinos denuncian el avance empresario y se resisten a repetir el futuro de parajes vecinos. “En los últimos veinte años avanzó mucho más el pino, más nos encerraron en pedacitos de tierra y más familias tuvieron que irse, ya no podían vivir con poca tierra”, recuerda Samudio.

En 2010, Productores Independientes de Piray (junto a técnicos locales de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de Nación) comenzaron a gestar un proyecto para producir alimentos sanos, criar animales y no tener que dejar su territorio. Pero necesitaban tierra. “Declárese de utilidad pública y sujeto a compraventa y/o expropiación una superficie total de 600 hectáreas”, señala en artículo 1º de la ley sancionada por la Legislatura de Misiones. El artículo 2 precisa: “Tiene como destino regular dominialmente la posesión y/o tenencia de los productores ocupantes que ya habitan (en el lugar)”.

“Los Productores Independientes de Piray necesitan de tierras que le permitan llevar adelante procesos productivos sostenibles, que les aseguren un presente y futuro más digno y salvaguardar los vínculos ancestrales con la tierra que los vio nacer”, señala la fundamentación la ley, que reconoce la concentración de la tierras en pocas manos que padece Misiones (acentuada en las últimas dos décadas) y recuerda: “La tierra debe cumplir una función social, tal como garantiza el artículo 51 de la Constitución provincial”.

La norma fue apoyada por todos los bloques políticos y aprobada por unanimidad el 6 de junio. Miriam Samudio es una de las voceras de los 250 campesinos. Sostiene que aún cuesta creer la buena noticia, pero de inmediato avisa: “Es un paso más en la lucha, no es la solución de fondo, falta que nos den la tierra y que la podamos trabajar, pero es un paso importante, y es un logro de la lucha, no es regalo de nadie, sólo con la lucha obtenemos lo que nos corresponde”.

La ley precisa la situación del agro misionero. “En los años 1997 y 1998 favorecido por políticas liberales en desmedro del agro misionero, se inicia el proceso de concentración de tierras por parte de Alto Paraná, se pierden innumerables puestos de trabajo que llevaron consigo el éxodo rural”, afirma. Alto Paraná se instaló en Misiones en 1974. Adquirida en 1996 por la multinacional Arauco. Con su eslogan “sembremos futuro”, cuenta con oficinas en 70 países. Se autopublicita como la “mayor compañía forestal del hemisferio sur”.

Cuenta con 1,6 millones repartidas entre Chile, Argentina, Brasil y Uruguay. En Argentina declara la propiedad de 256.000 hectáreas. El oficialismo es el Frente Renovador, cuyo referente político es el ex gobernador y actual diputado Carlos Rovira, hombre fuerte de la política de Misiones.

Marta Ferreyra es diputada por el mismo Frente y una de las legisladores activas en la ley. “Es algo inédito para nuestra provincia. Y aún más porque fue un proyecto de PIP, fue tomado por todos los bloques y aprobado por unanimidad”. La diputada destacó que “el sueño es que este año se entregue la tierra”, pero aclaró que falta la promulgación de la ley, el censo de familias campesinas de Piray y la tasación de la tierra. “Alto Paraná es una multinacional con mucho poder, que no ha dicho nada oficialmente, pero ya ha dejado trascender su malestar. Siempre dijo que no entregaría tierras cultivadas (como las de Piray), pero muchos creemos que por los enormes beneficios impositivos que tuvo en las últimas décadas, debiera incluso donar las 600 hectáreas.”

El oficialismo provincial adhiere a nivel nacional al Frente para la Victoria. La diputada Ferreyra dejó trascender matices con el Ministerio de Agricultura de Nación. “Gente de Buenos Aires de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de (Emilio) Pérsico dijeron que era poca tierra, que podían poner plata para más hectáreas pero luego no pusieron nada. Esperamos que ahora acompañen en lo productivo”.

Miriam Samudio, de PIP, piensa en clave local pero también nacional: “Queremos que nuestros hijos puedan vivir de su trabajo en la tierra que los vio nacer. Y queremos que todos los campesinos de Misiones y de Argentina tengan la misma posibilidad. La tierra es un derecho de las familias que vivimos y que la trabajamos con nuestras manos”.

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Las pasteras y sus números

En Misiones funcionan tres pasteras (Alto Paraná, Celulosa Puerto Piray y Papel Misionero). Todas igual de cuestionadas por su rol respecto del medio ambiente, el desalojo de campesinos e indígenas y la concentración de tierras. El Censo Agropecuario (2002) señala que en la provincia existen 27.000 “explotaciones agropecuarias”. Sólo 161 de ellas (el 0,6 por ciento del total) poseen el 44 por ciento de la tierra de Misiones (917.000 hectáreas). En la última década, y en la zona de Alto Paraná, descendió un 27 por ciento la cantidad de pequeñas chacras. Alto Paraná reconoce ser propietaria del 8,4 por ciento de Misiones (256.000 hectáreas). Controla en Piray el 62,5 por ciento de la tierra. De las 36.000 hectáreas del municipio, la empresa posee 22.500. El avance del monocultivo de árboles tiene historia reciente. En 1999 se aprobó la Ley 25.080, llamada de Inversiones para bosques cultivados. Subsidia todos los pasos productivos: implantación, mantenimiento, riego y cosecha. No deben pagar impuesto inmobiliario por las tierras sembradas y están exentos de ingresos brutos. Cuenta con devolución del IVA, otorga “estabilidad fiscal” por 30 años (no se pueden aumentar impuestos). La Ley 25.080 vencía en enero de 2009, pero fue prorrogada –por otros diez años– por el Congreso en noviembre de 2008. En 1998 había en Argentina 600 hectáreas con monocultivo de árboles. En 2008 había llegado a 1,2 millón. La proyección de la Asociación Forestal Argentina (AFOA) es, en 2018, llegar a las tres millones de hectáreas.

* Artículo publicado el 8 de julio de 2013 en el diario Página12 con el título “Tierras misioneras recuperadas”

“El Estado tiene que garantizar nuestros derechos”

“El Estado tiene que garantizar nuestros derechos”

Por Darío Aranda

“El Estado tiene que garantizar nuestros derechos”, exigió Luis Romero desde las oficinas porteñas del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Romero integra la comunidad mapuche Tuwun Kupalmeo Maliqueo, de Neuquén, y luego de ocho años de solicitar la personaría jurídica que le corresponde por ley decidieron viajar a la ciudad de Buenos Aires y realizar una ocupación pacífica del INAI, donde están desde el lunes 24 de junio. “Estamos acá por la falta de voluntad política de Nación y provincia de reconocer nuestros derechos, y esa inacción tiene que ver con la avanzada de mineras, petroleras, forestales y estancieros sobre nuestros territorios. Nos quedaremos hasta que cumplan con la ley”, advirtió Romero.

Desde hace diez días la comunidad mapuche ocupa el INAI. Son 16 personas, entre ellos dos bebés y una abuela mayor de 70 años. “Han pasado ocho años desde que se iniciaran los trámites y hemos agotado todas las instancias administrativas. En asamblea comunitaria hemos decidido viajar a Buenos Aires. Nos quedaremos todo el tiempo que sea necesario”, explica el comunicado de Tuwun Kupalmeo Maliqueo y cita dos normas que le otorgan ese derecho, Constitución Nacional (artículo 75) y Constitución de Neuquén (artículo 53).

La última acción administrativa de la comunidad fue en abril. Enviaron una carta al presidente del INAI, Daniel Fernández, para pedir explicación por la “excesiva demora” en el otorgamiento de la personería jurídica. No hubo respuesta. Sobrevino la decisión de llegar hasta el INAI.

El lunes 24 fueron recibidos por Fernández y el director de Tierras del INAI, Antonio Dell Elce. “Ofrecieron asesoría jurídica y proyectos productivos. No vinimos por eso”, cuestionó Romero, dirigente de la comunidad que habita territorios en el paraje Santo Domingo Abajo (a seis kilómetros de Zapala) y en la región cordillerana (paraje Paso del Arco, a ocho kilómetros de Villa Pehuenia).

El lunes pasado, funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social se reunieron con Aldo Etchegoyen y Pablo Pimentel (de la APDH) y referentes de la comunidad. Prometieron viajar a Neuquén, reunirse con funcionarios provinciales y luego convocar a una mesa junto a la comunidad y, como garantes, a organismos de derechos humanos. “Esperaremos aquí”, explicó Romero.

El martes se sumaron desde Neuquén tres comunidades mapuches que también exigen el otorgamiento de las personerías jurídicas y recordaron que la aplicación de la Ley 26.160 (que debiera frenar desalojos y relevar los territorios indígenas) entra en zona gris si no se cuenta con personería jurídica. “Es lamentable que los Estados neuquino y nacional se hayan puesto de acuerdo para negar la existencia de las comunidades que no cuentan con personería jurídica dejándolas fuera del relevamiento. Esta negación no es inocente, sino que es para garantizar jurídicamente todos los megaproyectos de saqueo de nuestro territorio ancestral”, denunciaron las comunidades Puel Kayupi, Gelay Ko, Azkintuwe y Winkul Newen.

El director del Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas (Odhpi), Juan Manuel Salgado, explicó que una comunidad sin personería jurídica es “una comunidad no reconocida por el Estado, no puede hacer trámites simples, no es admitida por los municipios ni por las provincias, ni por las distintas dependencias estatales, para la vida cotidiana (incluyendo la titularización del territorio), no se la toma en cuenta”. Y destacó que, por el acuerdo firmado por INAI y gobierno de Neuquén, Tuwun Kupalmeo Maliqueo “ni siquiera entra en el relevamiento territorial” de la Ley 26.160.

Silvina Ramírez, de la Asociación de Abogados de Derecho Indígena (AADI), remarcó que la personería es un derecho constitucional, aclaró que tiene carácter declarativo y no constitutivo (no constituye a la comunidad, la comunidad existe independiente de la personería) y resaltó que no contar con esa figura legal implica dificultades burocráticas, desde pérdida de subsidios y dificultades para litigar hasta el no reconocimiento de derechos territoriales.

La acción y reclamo de Tuwun Kupalmeo Maliqueo también cuenta con el apoyo de catorce comunidades de la zona centro de Neuquén. “Hacemos llegar nuestro apoyo a los compañeros que están llevando adelante la acción dentro del edificio del INAI, y denunciamos que los Peñi y Lamgen están sufriendo la privación de acceder a medios de comunicación, se le ha cortado la luz y el acceso a los baños como también sufren el hostigamiento por parte del gremio de funcionarios del INAI”, denunciaron diveras comunidades.

* Artículo publicado el 5 de julio de 2013 en el diario Página12 con el título “Reclamo por el reconocimiento”